El filme está articulado en tres relatos que dibujan el periplo del cuerpo de Eva Perón desde su muerte en 1952 hasta la recuperación de su cadáver 25 años después, escondido por la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu en la ciudad italiana de Milán. La historia fluye bajo una atmósfera onírica e incluye numeroso material de archivo, como los encendidos discursos de Evita, que murió a los 33 años de leucemia.

Agüero, nacido en Mendoza en 1977, defendió que este hecho "debería ser un incidente diplomático internacional" y abogó por que el Vaticano "pida disculpas al Gobierno argentino por su participación en todas las dictaduras más sanguinarias de América Latina". "Bombardearon Buenos Aires en nombre de Cristo, sostenidos por los obispos de la Iglesia Católica. Bombardeado, es decir, cientos de muertos, es el Guernica argentino", lamentó. Y añadió: "Y en todo eso están los obispos al lado de cada uno de los dictadores sosteniendo, apoyando públicamente esas dictaduras. Sería tiempo de que el Vaticano por lo menos pida disculpas oficiales por participar en esa atrocidad".

La proyección tuvo lugar en la X edición de la Fiesta del Cine de Roma y, a su término, una sala copada de personas rompió en aplausos mientras se escuchaban algunos de los fragmentos más destacados de los discursos de la que fuera referente social de Argentina. La intención del director no es, tal y como reconoció, plantear un debate sobre el peronismo, sino situar a Evita como "símbolo de la reivindicación por la igualdad de derechos y social".

"Es un hecho que el proletariado se identificó con Evita como la imagen de la reivindicación de sus derechos. Eso es lo que me parece interesante. Por razones que compartamos o no, esta mujer simboliza el reclamo del pueblo por la igualdad de derechos", aseveró.

La idea de afrontar este tema surgió en 2008, cuando Agüero participaba en el Festival de Toronto, y a partir de ese momento comenzó un proceso de investigación y documentación para desarrollar esta historia, estrenada en el pasado Festival de San Sebastián.

"Me llevó años investigar y fue un proceso, no solo de documentación, sino de maduración, de descubrir que los hechos históricos son muy complejos y muy ambiguos y de que al final el rol de una película no es informar solamente de hechos históricos sino permitir al espectador vivir una experiencia", dijo. Defendió que "la historia real es mucho más rocambolesca que la de la película y más siniestra también" por lo que, aseguró, optó por "poner límites a la realidad, que siempre supera a la ficción".

En cualquier caso, Agüero subrayó que lo interesante de la película es que representa "la demostración de cómo un símbolo popular no se puede matar, sea cual sea la represión". "Se puede masacrar gente, torturar, reprimir, poner leyes que prohíban la expresión pero un símbolo va a vivir siempre", consideró.

En el reparto figuran el actor español Imanol Arias, que encarna al embalsamador Pedro Ara, y el mexicano Gael García Bernal, que da vida al almirante Emilio Eduardo Massera, uno de los represores de los disidentes políticos durante la dictadura.

Agüero explicó que ambos se interesaron por el guion rápidamente y tuvieron que trabajar en condiciones muy difíciles, si bien el rodaje "funcionó mucho con el entusiasmo y el compromiso personal de actores que tienen una agenda muy apretada". EFE